Pedro Álvarez de Frutos

 

El sueño de la razón produce monstruos

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LA UNIÓN EUROPEA TIENE QUE EVITAR EPÍDAMNO

 

Entre los años 431 y 404 a.C. estuvieron en guerra prácticamente todas las ciudades de la Antigua Grecia en torno a la Liga de Delos, liderada por Atenas, y la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta. Tucídides, el gran historiador de esa guerra, dice que las causas públicas hay que buscarlas en el enfrentamiento entre Corcira (hoy Corfú) y Corinto por causa de Epídamno, una ciudad hoy perteneciente a Albania, entonces colonia de Corcira que a su vez era colonia de Corinto, y la oportunidad para Atenas de concertar una alianza defensiva con Corcira, isla magníficamente situada en la ruta hacia Italia y Sicilia. La intención oculta de Atenas fue que las poderosas flotas de Corcira y Corinto se enfrentaran y si debía entrar en la guerra hacerlo cuando ambas estuvieran debilitadas. Pero la causa verdadera de la guerra, dice Tucídides, fue que "los atenienses al hacerse tan poderosos e inspirar miedo a los lacedemonios" obligaron a estos a luchar.

 

Sea como fuere, Tucídides nos muestra que sea una, la otra o ambas causas a un tiempo lo que estuvo detrás de aquella guerra, que terminó con la derrota de Atenas y la desaparición de su democracia, fueron razones económicas, de poder y dominio sobre el mundo griego y que la ciudad de Epídamno fue una escusa para que las grandes potencias de entonces, Atenas y Esparta dilucidaran la primacía.

 

La Unión Europea se encuentra en una posición delicada. De una parte, Reino Unido ha iniciado su salida de la Unión y sea esta dura o blanda la Unión se debilitará porque perderá un contribuyente neto a su presupuesto de cerca de 10.000 millones de euros anuales, habrá una contracción del PIB del conjunto de la UE estimada entre un 0,2% y un 0,5%, Reino Unido posee un gran poder militar, un gran peso en el presupuesto de defensa europeo y una capacidad diplomática ampliamente reconocida en todo el mundo, etc., aunque al tiempo, la Unión tendrá la oportunidad de avanzar hacia una Europa más integrada.

 

El actual presidente de USA es favorable al Brexit al que dedicó encendidos elogios en su entrevista con la primera ministra del Reino Unido. “Será una maravilla para tu país”, le dijo, y Rusia tampoco es favorable a la Unión porque la paz, la prosperidad y la democracia alcanzadas en la UE tras la II Guerra Mundial es una mala influencia para la población rusa sujeta al nuevo zar y porque aspira a recuperar las zonas limítrofes de los países que se independizaron de la URSS al considerarlas parte de Rusia, caso de Ucrania, por ejemplo. Por estas y otras razones entidades rusas financian partidos como el de extrema derecha del húngaro Jobbik o el Frente Nacional de Marine Le Pen y realizan ciberataques o intervienen en la elecciones con su potente mecanismo de propaganda, según informaciones periodísticas.

 

Europa ha de atender a tres frentes: El desarrollo económico que depende del petróleo, los enfrentamientos bélicos y la conjunción de los intereses nacionales con los del conjunto de la Unión.

 

Europa es energéticamente dependiente del petróleo y gas ruso que, en un tiempo, dejó de llegar porque Ucrania cerró los conductos, del petróleo de Arabia Saudí y del gas del norte de África una región inestable tras la llamada primavera árabe, que terminó en invierno crudo para algunos países. Las cantidades de petróleo producidas y puestas en el mercado pueden variar al alza o la baja, y con ellas los precios, según los intereses de los grandes productores: Arabia Saudí, Irán, Rusia y EE.UU. Si Rusia decidiera dirigir su petróleo y gas hacia Asia en lugar de a Europa lo pasaríamos mal. Si Europa no juega bien sus cartas a través de la relaciones exteriores con sus suministradores de petróleo y gas o no acierta en la protección del conocimiento para la investigación y desarrollo de las energías renovables, lo puede pasar mal.

Los enfrentamientos bélicos que están en Europa, caso de Ucrania, o próximos, caso de Siria, el sempiterno palestino-israelí y la inestabilidad del Norte de África son otro peligro eminente para Europa. La identidad rusa está en crisis desde la desaparición de la URSS y amenazar continuamente con cercar su territorio con países prooccidentales que antes fueron prorrusos es una mala idea que nos puede traer un mal futuro. Si además EE.UU. quiere doblegar a Bashar al-Ásad y con Afganistán utiliza la bomba más potente inmediatamente inferior a la atómica nos pone en un grave riesgo. Por tanto, la diplomacia europea debería estar más activa para terminar con estos conflictos de manera negociada aunque el resultado de esa negociación no sea el mejor, pero lo mejor es enemigo de lo bueno.

 

Alrededor de estos problemas y del Brexit están los interese particulares de cada nación. Mantener una posición común respecto de los dos problemas anteriores es vital para la Unión y ya hemos visto que respecto de los refugiados sirios la unidad brilló por su ausencia y que los problemas con la llegada de pateras por el Mediterráneo es problema de los países europeos del sur. Es decir que la solidaridad entre los países de la UE no es todo lo fluida que sería de esperar.

 

Todo ello nos indica que es necesario caminar hacia una mayor integración en la Unión y una definición y defensa clara de los intereses europeos en los foros internacionales y frente, o mejor con, las tres grandes potencias.

 

La historia de la UE, a pesar de todos los errores, pasos atrás y adelante, defensa de los intereses nacionales de cada país frente a los colectivos, etc., que haya podido haber, es una historia de éxito económico, político y, sobre todo, de bienestar de sus ciudadanos. Han pasado casi veinticinco siglos desde la guerra del Peloponeso, pero las causas de los enfrentamientos bélicos y de las crisis siguen siendo las mismas y a ellas hay que prestar especial atención antes de emprender acciones internacionales que puedan terminar en una guerra. Una guerra que no tiene que ser necesariamente con armas mortíferas. Los nuevos enfrentamientos se producen en torno al petróleo, el conocimiento y las energías renovables. Un enfrentamiento en cualquiera de los países que ahora los padecen cerca de las fronteras de Europa o en cualquier país por minúsculo e insignificante que este sea o un ligero cambio en las fronteras de la UE puede ser la chispa que encienda el fuego, y Epídamnos hay muchos.

 

Contacto: pedroalvarez.name@hotmail.es