El Pleno del día 30 de
julio del Ayuntamiento de Segovia pasará a la historia como uno, sino el
más, bochornoso de cuantos hayan podido celebrarse en esta ciudad. Insultos,
desplantes, descalificaciones y enfrentamientos con inquinas personales que
alejan a los ciudadanos, aún más si es posible, de la política.
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En su conjunto el Pleno
será un ejemplo de lo que no debe suceder y de lo que no debe hacerse en
una institución. El que se va pierde y el que insulta también; y cuanto más
tarden en pedirse perdón los actores, los aleadores, los aplaudidores y los
cómplices por silencio ominoso peor. Están tardando en pedirse perdón
mutuamente, de forma individual y colectivamente, pero sobre todo están
tardando en pedir perdón a los ciudadanos. Si no lo hacen, demostrarán que,
en realidad, no son dignos de seguir de concejales, que la concejalía les
viene grande y que la política no es para ellos.
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