Pedro Álvarez de Frutos

 

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ESPAÑA NECESITA EL CONSENSO

 

El debate de los presupuestos Generales del Estado se ha saldado con la casi unánime oposición de todos los grupos del Congreso de los diputados, con la sensación, por parte de la ciudadanía, de que se ha perdido otra oportunidad y de que los llamados mercados tampoco se fían de su cumplimiento.

 

El Gobierno equivocó el camino al diferir su presentación a fechas posteriores a las elecciones, y ahora se equivoca nuevamente al ampararse en la mayoría absoluta que le otorgaron las elecciones generales pasadas.

 

En primer lugar, la mayoría absoluta de la que ahora disfruta el Gobierno se le otorgó en unas elecciones en las que el PP en ningún momento habló de lo que ahora hace. Muy al contrario, proponía en algunos casos todo lo contrario.

 

En segundo lugar, cuando el PP se presentó a las elecciones ya conocía la herencia que iba a recibir, o debería saberla, porque después de ocho años en la oposición no se puede argumentar que el Gobierno anterior ha dejado una herencia inesperada porque en ese caso ¿qué oposición hacía el PP? A mayores y por si fuera poco, el propio PP habló de un transferencia de poder modélica. Y abundando, las previsiones de los organismos públicos y privados apuntaban a que cuando salieran las cifras de déficit definitivas del cuarto trimestre del 2011 serían mucho más parecidas a las que han resultado que a las previsiones del Gobierno, porque se intuía una caída del consumo y, por tanto, de la recaudación fiscal.

 

Por último, las comunidades autónomas responden de una parte importante del déficit actual. Quince de ellas estaban gobernadas por el PP desde las últimas elecciones autonómicas y en muchas los responsables del déficit eran los gobiernos del propio PP, puesto que las gobernaba con anterioridad. En cualquier caso, bien pudieron facilitarle los datos reales si es que no lo hizo, que lo dudo, el Gobierno anterior.

 

Pero, aunque todo esto no fuera cierto, el Gobierno se equivoca al aprobar los Presupuestos con el casi exclusivo apoyo de los diputados del PP porque España necesita el consenso. Con él se hubiera dado una señal a los mercados de que la acción política, respecto de la economía, está avalada por todos, o al menos por los grupos políticos mayoritarios, lo que, sin duda, hubiera contribuido a dar credibilidad a las cifras del Presupuesto y, por tanto, se habría rebajado el interés de los préstamos que necesitamos día sí y día no para poder pagar los servicios esenciales.

 

Además, el consenso hubiera permitido llegar a acuerdos respecto de la financiación de algunos aspectos esenciales para salir de la crisis y, una vez fuera de ella, para que nuestra economía remonte como por ejemplo la educación y la investigación.

 

El consenso habría alumbrado una esperanza en una sociedad cada día más deprimida por la situación económica que padece, habría mejorado la imagen de la clase política entre los ciudadanos, que opinan, según las encuestas del CIS, que es el tercer problema del país y, por último, habrían transmitido la sensación de que realmente se están ocupando de los problemas de los ciudadanos y no sólo de sus peleas, muchas de ellas estériles.

 

Una nueva ocasión perdida.

 

Contacto: pedroalvarez.name@hotmail.es