REVISAR LA
SEGURIDAD DEL SISTEMA FERROVIARIO ESPAÑOL
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Nada ha fallado, pero todo se puede cambiar. Esta es la idea que
transmitió la ministra de Fomento en su comparecencia ante la comisión del
Congreso para explicar el accidente por descarrilamiento de un tren en
Grandeira hace dos semanas.
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Todo parece indicar que un fallo humano fue el causante directo del
desastre, pero no nos podemos quedar ahí. Es necesario preguntarse y
responder con claridad y precisión por qué después de una larguísima recta
en la que el tren circula a gran velocidad hay una curva tan cerrada y
peligrosa como la de Grandeira, que obliga a frenar hasta pasar desde 200
km/h a 80 en unos cuatro kilómetros y por qué si existe esa larga
recta y esa peligrosa curva no hay un sistema de frenado que impida el
error humano.
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Los responsables de RENFE, ADIF y la propia ministra, en sus
respectivas comparecencias ante la misma comisión del Congreso, informaron
de un cambio de diseño en el ancho de vía por parte del Gobierno anterior,
es decir, se mantuvo el ancho convencional y no se instaló el proyectado
UIC, de alta velocidad. ¿Por qué se cambió el proyecto? ¿Fue una decisión
de los técnicos, por qué, quién la aprobó? ¿Fue una decisión política, de
quién, por qué? ¿Se produjo el cambio, como se dice, para poderlo inaugurar
antes de las elecciones?
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Los portavoces socialistas se han apresurado a decir que la
modificación “cumplía todos los requisitos de seguridad y no supuso ganar
tiempo para su puesta en servicio” y, al tiempo, cargan contra la no
incorporación del sistema de frenado ERTMS en los trenes ALVIA que circulan
por Galicia que decidió, según ellos, el Gobierno del PP. ¿Por qué los
trenes ALVIA en Galicia no incorporan este sistema de frenado? ¿Por qué ese
tramo tan peligroso no tiene ese sistema de frenado? ¿Quién y por qué
decidió que los trenes de Galicia no lo lleven incorporado?
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El maquinista, que mostró ser sensato desde el primer momento, ya
está pagando su error y veremos qué dice el juez. El revisor, autor de la llamada
telefónica que, al parecer, distrajo al conductor, tampoco lo debe estar
pasando bien y también veremos qué dice el juez. Las familias no
recuperarán a sus seres queridos. La industria de alta velocidad española
se resentirá. Pero ni de técnicos ni de políticos sabemos que haya algún
reconocimiento de error y esto no nos lo podemos permitir, no nos lo
debemos permitir.
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